lunes, 9 de junio de 2014

Manuel López Azorín, una hermosa reseña.

Manuel López Azorín
Conocí a Manuel López Azorín (Moratalla, Murcia) cuando hace unos años se acercó hasta Segovia a presentar su poesía completa recogida en el volumen "Sólo la luz alumbra" que os recomiendo encarecidamente y del que podéis leer una reseña publicada en Alenarte Revista AQUÍ.
Uno acude a actos literarios de diversa índole, y esto no es sinónimo de que a continuación surja una complicidad con el autor, pero desde el primer momento, hubo algo que construyó un puente que nos unió desde ese instante, acaso su amor innegociable hacia la poesía que le ha convertido durante los últimos lustros en un gran difusor de la misma, sobre todo en San Sebastián de los Reyes (Madrid), donde reside.
El caso es que hoy ha publicado en su blog una amplia reseña sobre el poemario que no hace sino ruborizarme y a la que ha dedicado, como deduciréis de su lectura, un amplio tiempo y esfuerzo.
De nuevo mi agradecimiento, Manolo, por tu esfuerzo y por tu cariño.
Pulsando AQUI podéis leer la reseña

martes, 3 de junio de 2014

En el blog de Álvaro Valverde: "Tres siltolianos"

Álvaro Valverde, además de poeta de prestigio (el Loewe por Las aguas detenidas, lo atestigua), además de ejercer la enseñanza en la educación Primaria (lo que para mí es lo mismo que dedicarse a una de las más nobles tareas a las que puede dedicarse un ser humano), lleva su bitácora que actualiza prácticamente a diario. En ella, además de algunas cuestiones de actualidad más próxima a su querida Plasencia, reseña libros y revistas, fundamentalmente de poesía, aunque no solo.

Pues bien, en esta entrada (AQUÍ) bajo el sugestivo título Tres siltolianos incluye reseñas a tres poemarios editados por "La Isla de Siltolá": La víspera de Rodrigo Olay, El peregrino de Carlos Martínez Aguirre y Los andamios de los pájaros.

Muchas gracias, Álvaro. Todo un placer y un honor.

domingo, 1 de junio de 2014

En Encuentros de lecturas

Con motivo de la Feria del libro de Madrid, Santos Domínguez publica en el blog Encuentros de lecturas un artículo en el que recoge diversas reseñas sobre libros de poesía que se han publicado este año... Sí, lo estáis adivinando. Y no sé cómo agradecerlo.

Aquí podéis leer el artículo con las reseñas

sábado, 26 de abril de 2014

Entrevista en El Norte de Castilla, Edición Segovia

Pocos minutos antes del inicio de la presentación del poemario, se acercó hasta la Diputación Carlos Álvaro, periodista de El Norte de Castilla en Segovia y amigo desde hace años.

Me dijo que antes de empezar el acto quería hacerme una entrevista, que luego se acercaría Antonio de Torre para hacerme una foto y que él aprovecharía para escribir la entrevista.
Y así fue: Me entrevistó, antes de comenzar la presentación subió Antonio y al día siguiente, o sea el viernes 25 este fue el resultado en la página 10 del periódico.

La página recortada del periódico de ayer.
Texto Carlos Álvaro foto Antonio de Torre

Con el mismo texto y la misma imagen (aunque reducida) apareció en la página web del periódico y así se repicó en otros lugares, como el blog de la editorial Isla del Siltolá.
El caso es que iba a enlazar la entrevista en el correspondiente apartado del blog, aunque también pensaba destacarla aquí, cuando me he dado cuenta que por misterios misteriosos de Internet o del periódico el enlace ya no funciona o se ha truncado o ha sido modificado o lo que sea.
Así que, a modo de agradecimiento por el trato recibido y por el trabajo de El Norte de Castilla, reproduzco a continuación el texto completo de la entrevista.
Esta misma noche, acabo de leer un correo de Carlos en que me dice que el problema técnico ha sido subsanado y ya se puede leer la entrevista en la página de El Norte de Castilla, en concreto AQUÍ

"En épocas de crisis, en épocas complicadas, se vuelve a la poesía"

Amando Carabias. Escritor. Por Carlos Álvaro

 

El autor segoviano publica "Los andamios de los pájaros, un poemario basado en una exposición de Mariano Carabias.


SEGOVIA. "Cualquiera que conozca la poesía sabe la conexión entre el pincel y la palabra", dijo ayer el poeta Santiago López Navia, que apadrinó el último trabajo del escritor segoviano Amando Carabias, 'Los andamios de los pájaros' (editorial La Isla de Siltolá). Carabias, que además de poeta y escritor es empleado de la Diputación Provincial de Segovia, ha construido en esta ocasión un poemario a partir de las reflexiones que le inspiró en su día una exposición de su hermano, el pintor Mariano Carabias, basada en retratos de personajes de la antigüedad realizados a partir de modelos contemporáneos.

-¿Qué encontrará el lector en 'Los andamios de los pájaros'?
-Se trata de una reflexión realizada a partir de la exposición que Mariano Carabias exhibió en el año 2010 en el Colegio de Arquitectos de Segovia. "Tocar el humo" se llamaba. Al contemplar aquellos retratos me surgieron una serie de reflexiones acerca de lo poco que cambia el ser humano a lo largo de la historia. 'Los andamios de los pájaros' es un poemario en el que hay una especie de diálogo entre pintura y verso, que es una vieja tradición literaria, aunque en el libro no se observa como tal y el propio lector el que debe percibirlo.

-Quiere decir que los retratos que pintó Mariano Carabias le inspiraron los versos.
-Sí. Lo que hizo Mariano fue representar a figuras de distintas épocas de la historia, de la civilización griega, de la romana, del judaísmo, del antiguo cristianismo, etcétera, a partir de retratos de rostros contemporáneos. Curiosamente, los modelos fuimos familiares y amigos, en su mayoría, y me resultó sumamamente curioso ver por ejemplo a mi hija caracterizada como una joven del Renacimiento o a mi padre en el papel de Moisés, o a un tío mío como un senador romano. Esto me llevó a reflexionar y concluir que el ser humano, en el fondo, no ha cambiado nada y que, con cambiarnos de ropaje, podemos ser otra persona. Cambia la moda, la tecnología... hoy tenemos teléfonos móviles e internet, pero, a la hora de la verdad, lo esencial no varía en abosoluto y sigue siendo exactamente igual antes que ahora. Esto es lo que poco a poco me llevó al poemario.

-¿Y usted, su rostro, estaba en esa exposición?
Elías de Mariano Carabias,
(fragmento)

-Sí, era el profeta Elías. Aquello me desbordó porque Elías -y esto mi hermano no lo sabía- es uno de los personajes bíblicos que más me llaman la atención, por su búsqueda de Dios, por cómo denuncia la política abusiva de la mujer del rey u es perseguido por ella, por cómo tiene que salir al desierto y en el desierto se empeña en seguir buscando a Dios... Hay un terremoto y Dios no está en el terremoto; hay un fuego tremendo y Dios no está en el fuego... y por fin un día llega una suave brisa y se tira al suelo y se tapa porque es Dios el que viene. Eso es para mí muy significativo. Es el hilo argumental de toda la Biblia.

-¿En qué momento se encuentra la poesía?
-(Sonríe). Bueno, pasa como con el teatro: siempre está en crisis. Pero yo creo que no. La poesía está hoy muy viva. Hay muchísimas personas que escriben poesía en todas partes. Se palpa en internet. Y me gusta porque creo que, cuanta más cantidad haya de algo, más calidad se logrará al final. ¿Hay calidad? Pues no lo sé. Es el tiempo el que quita o pone a cada uno en su sitio y el que va decantando. Además, los gustos del momento no tienen nada que ver con los del futuro. Hay poetas que en su día fueron grandes y hoy están absolutamente olvidados. Pero la base está ahí. También soy de los que sostienen que en épocas de crisis, en épocas complicadas, se vuelve a la poesía. Lo observo todos los días. Y en España, concretamente, existe una afán por encontrar nuevos caminos. Ahora hay una lucha dialéctica entre quienes abogan por la antipoesía, en el sentido iconoclasta de romper con todo lo anterior, y quienes no quieren desprenderse de lo tradicional. Ese debate está en el mundo de la poesía.

-¿Ha ayudado Internet en este despertar de la poesía?
-Muchísimo. Estoy convencido de ello. Publicar es muy complicado, como sabe todo el mundo. Puedes editarte si te lo pagas, pero que te publiquen, en el sentido tradicional, es otro cantar. Los blogs satisfacen ese ansia por publicar que suele tener el poeta. Y son muchas que personas que se conforman con ir publicando poco a poco en internet. También se da el caso de poetas que estamos publicando en la red y que, precisamente por ello, hay editores que nos están llamando y proponiendo cosas.



Junto a Santiago López Navia, momentos antes de iniciar el acto
Foto Antonio de Torre (El Norte de Castilla-Segovia)

miércoles, 23 de abril de 2014

Ante la presentación

Faltan apenas veinticuatro horas para presentar el libro.

No escribiría esta entrada, si no fuera porque el día de fiesta en Castilla y León me otorga algo de tiempo. Así que aprovecho para agradecer a todos el cariño que estáis mostrando con el libro. 

Algunos me escribís comentando que no podréis acudir a la presentación de mañana. No importa, como os estoy diciendo a cada uno. Aunque, para qué negarlo, me gustaría que pudierais venir, sé que la vida que llevamos en estos tiempos es mucho más complicada de lo que parece; el tiempo tiene la manía de encogerse, parece que los minutos tuvieran cuarenta segundos o menos. ¿No habrá algún físico o física entre los lectores que nos dé razón de esta reducción drástica?

Aún no tengo ni idea acerca de lo que mañana diré en el salón de plenos de la Diputación. Tampoco sé lo que comentará Santiago López Navia.

Elías. de Mariano Carabias (Acrílico sobre tabla)
Exposición en el Colegio de Arquitectos de Segovia
(Segovia, 2010)
Pero sí os puedo anticipar que agradeceré tantas muestras de confianza y cariño, tanta ayuda como he tenido en este tiempo de escritura del libro, a la que hacía referencia en una de las entradas anteriores. 

Hablaré, obviamente, de la obra que inspiró mis versos, sin cuya existencia el poemario no existiría. Así de simple, así de contundente.

Hablaré, quizá de la tarea del artista, del escritor, del afán de búsqueda, del camino hacia las esencias. De la sensación tan honda como tengo cada día de ser gota de agua en un océano repleto de ellas.

Digo en uno de los poemas iniciales del libro:
Estos no son mis versos, ni mis lágrimas, 
soy eslabón por donde cruza el tiempo,
y es mi labor morir en la cadena 
sin fracturar la esencia de los martes.

Y así lo siento cada día... Mejor dicho, así lo siento más cada día, con más intensidad si cabe. Sin los demás nada de lo que hago sería posible ni tendría sentido. El libro, en el que puse todo mi empeño y mi esfuerzo, eso es tan cierto como lo otro, en el fondo no es más que un canto a la vida que viene fluyendo desde hace tantos de cientos de miles de años.

A veces pensamos (o pienso) que esta generación es la mejor de cuantas pobló el planeta, pero no es cierto. Contemplar los retratos de mi hermano en que ha puesto rostros de hoy a personajes de ayer, me hizo recapacitar que la vida no ha cambiado tanto. Que en esencia el ser humano de ayer y de hoy y de mañana es el mismo. Sus miedos e ilusiones, sus tristezas y alegrías poco difieren, si es que algo han cambiado. Sólo se han modificado (y quizá no es poco) el envoltorio y la tecnología, pero no la esencia.

Mi voz, pues, este poemario, quizá las palabras que mañana diga, no es más que el eco de todo esto que digo. Los andamios de los pájaros, es esa brisa, ese aire por el que vuelan las aves, pero también nuestras miradas, nuestros gestos, los mismos que deshabitaron las tumbas, como afirmo en el poema que abre el libro; es decir, y al cabo, este libro pretende ser un himno a la vida, una vida que, a pesar de las apariencias, se sucede a sí misma.

No hay gestos en las tumbas
[Introito]
No hay gestos en las tumbas
vacías de sonrisas o de lágrimas,
vacías de cansancios o esperanzas.
No hay gestos en las tumbas,
pues son el respirar de nuestra estirpe,
su aleteo insaciable,
eslabones de un rostro con su especie
desde el primer incendio
                                                 a la última caricia.
No hay gestos en las tumbas,
como sabe el pintor
que busca las efigies del pasado,
al contemplar facciones del presente,
donde anidan los gestos sin cenizas,
besando los andamios de los pájaros.
            (Los andamios de los pájaros. Isla del Siltolá 2014. Pág 13)


Sólo quería decir esto ahora y daros las gracias muy efusivas por vuestras muestras de apoyo y cariño: a los compañeros de la Diputación por tanto como se están esforzando en esta presentación, a los medios de información que se hacen eco de ella, a cuantos me contestáis a la invitación, a los blogs de amigas y amigos que os hacéis altavoz de este acto y del libro, por supuesto a Javier Sánchez Menéndez y a la Isla del Siltolá, por haber confiado en el libro hace tiempo, a Isolda Wagner y María Luisa Arnainz por sus consejos y lecturas y, sobre todo y ante todo, a Mariano Carabias porque su obra es el cimiento en que se edificaron los poemas. Sin ella apenas serían humo... mejor dicho nada.

lunes, 21 de abril de 2014

El Norte de Castilla (edición Segovia) anuncia la presentación

En este enlace Se puede leer el texto de este artículo que también ha aparecido en la versión en papel del periódico, como se ve en la foto:

Foto del periódico en papel de hoy 21 de abril de 2014
(Foto Andrés Mariano Pedriza Carabias)


Una nota de prensa similar en El Adelantado de Segovia

jueves, 17 de abril de 2014

La escritura de "Los andamios de los pájaros"

Con el poemario, en la biblioteca
de la Diputación de Segovia.
(Foto Alberto Orejas)
En las entradas iniciales he publicado el texto previo que me sirvió como cimiento para preparar el libro. Después de esas reflexiones y algunas más que me ocuparon paseos y hasta sueños, y que fui entreverando con recopilaciones de artículos donde se vertían reseñas críticas de la exposición de Mariano, así como la contemplación de las imágenes de los cuadros, fue llegando la inspiración.

No había orden ni concierto en la escritura de los poemas. Era el cuadro quien llamaba a la puerta, pedía paso y empezaba a contarme sus cosas. Poco a poco, pero sin lugar a la pausa, fueron naciendo las primeras versiones. Pero eran eso, primeras versiones.

En alguna ocasión Mariano ha comentado que pinta directamente sobre la tabla. A medida que trabaja, que el cuadro emerge, corrige, retoca, avanza en una dirección u otra. Algo así iba sucediendo con los poemas.
Algunos apenas han sufrido variaciones desde la primera redacción, acaso los menos. Otros, sin embargo —aunque no tantos—, se parecen en poco o casi nada. Evolucionaron hasta su forma definitiva poco a poco.
Existe una primera versión de este libro que casi nadie conoce y que  yo mismo tengo prácticamente olvidada con una ordenación similar de los poemas (mas no idéntica). Digamos que ahí me detuve unos meses.
Otras «obligaciones» literarias se cruzaron –por suerte- en esta tarea. La redacción de una novela no muy larga y la edición de Oscurece en Edimburgo que implicaba presentaciones, artículos, etcétera.
La escritura del libro (al menos en su primera redacción) es anterior a Quizá un martes de otoño, mi anterior poemario publicado. Pero este pequeño misterio quedará aclarado un poco más abajo.
Este tiempo en que el libro descansó fue bueno, muy bueno.
A veces, algunos humanos, entre los que me encuentro, sentimos una impaciencia desmedida por dar a conocer la obra, por compartir el resultado. Pero en esta ocasión, otras ocupaciones consiguieron frenar semejante ansia, lo que provocó en mí un alejamiento de los poemas que me hicieron volver a ellos, meses más tarde, ya con el verano de 2011 en lo más alto. La mirada era más crítica, más fría, no tan pegada a la sensación que provoca la inmediatez de la creación. Eso supuso, que la segunda versión de este poemario, en algunos casos fuera una reescritura del poema.
Y aquí aparece en escena nuestra común amiga Isolda.
Ella, entre otras muchas cosas, además de soportarme como amigo, es amante desde la infancia de la poesía y una exquisita y amplísima lectora. Así que me encomendé a ella para que opinara, para que propusiera correcciones. En muchas ocasiones los ojos ajenos descubren mejor que los propios errores que deberían saltar a la vista, pero que no terminamos de ver: una palabra que se repite más de la cuenta, un verso que sobra, un verso cuyo ritmo, de pronto, se tropieza y hace que el poema se trastabille hasta caerse.
Finalizada esta tarea, una noche, lo recuerdo perfectamente, decidí cometer un acto de locura y envié el poemario a Javier Sánchez Menéndez. No sé, quizá fuera septiembre de 2011.
Aquel acto fue previo a que la enfermedad de mi madre, la que me empujó como terapia a escribir unos meses después Quizá un martes de otoño. Si no hubiera enviado el poemario aquella noche al poeta y editor gaditano, quizá nunca lo habría hecho.
Conocí –si es que se puede decir así- a JSM a través de Twitter. Allí descubrí primero al poeta, siguiendo su blog Al filo de laespada, y después –casi de inmediato- su tarea como editor.
Desde que supe de su editorial y tuve acceso a buena parte de su catálogo –en parte por su desbordante generosidad-, para mí fue un sueño poder formar parte de tal nómina al menos con un poemario.
Desde el primer momento Javier fue muy sincero. En realidad creo que siempre lo es. Me dijo que tardaría unos meses en darme respuesta, pero que lo haría con total y absoluta claridad. En varias ocasiones había hecho gala de ello, así que no tenía razones para dudar, y no dudé.
Pero llegó la galerna a la familia, en forma de enfermedad. No voy a repetir nada de ello, ni siquiera lo voy a comentar, simplemente lo señalo. Son tantas familias las que se ven abocadas a semejante situación por una dolencia u otra que no es necesario abundar más en el asunto.
Aquellos meses, desde septiembre hasta abril o mayo de 2012 fueron como vivir en otra realidad. Tanto que, como he apuntado más arriba, nació otro poemario que envié a otra editorial –en este caso UnariaEdiciones— que unos meses después, en enero de 2013, tuvo a bien publicarlo.
Es decir, Los andamios de los pájaros obligatoriamente entraron en otra fase de silencio. Hubiera sido absurdo una edición casi coetánea de ambos poemarios.
Y de nuevo el silencio y la espera fueron buenos, muy buenos, porque los versos podrían decantarse un poco más, en caso de que La Isla de Siltolá hubiera decidido su publicación…
Al menos no tuve comunicación en tal sentido, hasta mayo de 2013. Para entonces estaba decidido a darle una nueva vuelta al poemario.
Asumí que el silencio de Javier se debía a que el poemario no cuadraba en su catálogo. Como me había prometido su contestación, le pregunté, y de su respuesta, deduje su extrañeza. Es como si desde el principio, el editor pensara que me había dicho que lo publicaría. No lo sé con exactitud, pero así parecía desprenderse de sus palabras, que daba a entender que ya me había anticipado su placet. Quizá algo se me había escapado.
Es decir desde mayo o junio del año pasado sé que este libro llevaría el sello de Siltolá para ir volando por el mundo en su primera edición. Y se habló de fechas desde el inicio. Ambos convinimos en que era bueno para mí separar un poco la edición de Quizá un martes de otoño  de la aparición de Los andamios de los pájaros. Por entonces andaba madurando la salida de una nueva colección de poesía, Tierra, y me preguntó si me apetecería formar parte de la misma. ¿Cómo no iba a apetecerme?
Ahora que conozco a cada compañero de viaje, hasta siento un poco de vergüenza de estar codo a codo con ellos. Si no la conocéis, espero que supláis tal carencia de inmediato.
El caso que el verano pasado, tuve la nueva opción de revisar e intentar depurar un poco más los versos. Y de nuevo, la infatigable Isolda estuvo al quite.
Una vez que concluimos esa tarea, decidí que otra persona le echara un último vistazo. María Luisa Arnaiz (profesora de literatura y amante también de la poesía) se prestó gustosa a la propuesta.
Y el libro, al fin, quedó tal y como ya está en las librerías y en los hogares de algunos buenos amigos.


"Los andamios de los pájaros" en la Librería Antares de Segovia
(foto de mi móvil)